Reflexiones



Mi Práctica Docente


Cuando me pongo a reflexionar sobre mi práctica docente es inevitable recordar los inicios de esta aventura, el momento en que decidí ser maestra aún a pesar de que en mi familia nadie lo era. En mi corazón estaba ese deseo de contribuir en el desarrollo y aprendizaje de los pequeños y ese fue mi motor para seguir adelante. Hoy con seis años y medio de servicio me he dado cuenta que la labor de un maestro es una labor muy difícil pero también muy satisfactoria cuando veo  las metas y los logros alcanzados.

 En los poblados en los que he trabajado me ha tocado trabajar con familias de escasos recursos, muchas de ellas sin estudios pero que hacen un gran esfuerzo porque sus hijos tengan la oportunidad de salir adelante y prepararse para una mejor calidad de vida a través de la educación. He tenido que hacer adecuaciones a mis actividades con la finalidad de aprovechar lo que el medio me ofrece y hacer que éstas sean más significativas para mis alumnos.

Es muy triste ver  lo que está sucediendo hoy en el magisterio, se ha venido denigrando la labor del maestro, pero para los que realmente amamos  esta profesión la recompensa más grande y valiosa es ver día a día a nuestros pequeños construir sus aprendizajes y desarrollar sus competencias, y saber que estamos sembrando esa semilla y que un día crecerá, florecerá y dará frutos.

 Con el desarrollo tecnológico y los avances de la ciencia he tenido que actualizarme e ir aprendiendo, pues no era posible quedarme estática pues hasta los mismos niños cada año cambian. Definitivamente esta labor es la mejor que pude elegir y al día de hoy me siento satisfecha por mis logros y entusiasmada como el primer día de trabajo para seguir adelante y que esos pequeños que pasen por mi, sean grandes profesionistas, grandes seres humanos que aporten algo a la sociedad y que puedan tener una mejor calidad de vida.



  




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